Sofía de Baviera, también conocida como Sofía Carlota Augusta de Baviera, nació el 23 de febrero de 1801 en Múnich, Alemania. Fue la hija del rey Maximiliano I José de Baviera y Augusta Guillermina de Hesse-Darmstadt.
En 1824, Sofía se casó con el príncipe heredero Francisco de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, quien más tarde se convirtió en rey Leopoldo I de Bélgica. Tuvieron cuatro hijos: Luis Felipe, futuro rey de los belgas; Leopoldo, futuro rey de los belgas; Carlota, emperatriz de México; y Clementina, casada con Leopoldo, futuro rey de Portugal.
Sofía de Baviera se convirtió en reina de Bélgica en 1831, cuando su esposo asumió el trono. Fue una reina popular y respetada, conocida por su belleza y encanto. Jugó un papel importante en la promoción de la educación y la cultura en Bélgica, fundando varias instituciones educativas y apoyando las artes.
Después de la muerte de su esposo en 1865, Sofía se retiró de la vida pública y pasó sus últimos años en Bélgica. Falleció el 30 de marzo de 1877 en Bruselas, a la edad de 76 años.
Sofía de Baviera fue una figura significativa en la historia de Bélgica y una reina respetada. Su legado se mantiene en las instituciones educativas y culturales que ella fundó, así como en la descendencia real que continuó su linaje.
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